21/10/201309/02/2014
Hilma af Klint
Pionera de la abstracción
El Museo Picasso Málaga descubrió en España la obra singular de Hilma af Klint (1862-1944), la artista sueca que a comienzos del siglo XX se adentró en uno de los más sorprendentes caminos hacia el arte abstracto. Adelantada a su tiempo, creó una enigmática obra que quiso representar una realidad más allá de lo visible y que aún hoy impresiona por sus formas, su coherencia y por un rico simbolismo que sitúa al espectador frente a las grandes preguntas de todos los tiempos, acerca de la esencia del ser o el sentido de la existencia.
La mayoría de esas obras nunca llegaron a exponerse en vida de la artista, que no quiso que se mostraran hasta veinte años después de su muerte. Sentía que antes no serían comprendidas. Como indica la comisaria, Iris Müller-Westermann, “se podría decir que más de cien años atrás Hilma af Klint pintó para el futuro. Y el futuro es ahora”.
Hilma af Klint. Pionera de la abstracción fue la mayor exposición dedicada a Hilma af Klint hasta ese momento. Tras pasar por museos tan prestigiosos como el Moderna Museet de Estocolmo y el Hamburger Bahnhof de Berlín, llegó al Museo Picasso Málaga para presentar en nuestro país la obra de esta artista insólita, a través de 214 obras que sintetizaban su compleja, consistente y radical trayectoria.
La obra de Hilma af Klint atrapa por su vivo cromatismo, por el equilibrio en sus composiciones, a menudo geométricas, y por el formato monumental de una parte de sus pinturas. Con una abstracción prácticamente inexplorada a comienzos del siglo XX, su trabajo se compromete con representar la conexión entre lo espiritual y lo material, el micro y el macrocosmos, la luz y la oscuridad, lo femenino y lo masculino. Su fin es plasmar la dualidad como motor del mundo y producir, en palabras de la artista, una “imagen primigenia”, conciliadora de opuestos y reflejo de la unidad de la que, a su juicio, todo procede.
Para ello, Hilma af Klint utiliza un delicado simbolismo pleno de referencias y significados, que buscan guiar al espectador hacia una suerte de revelación, hacia la compresión de unos conceptos que, más allá de su complejidad, no hacen sino representar de un modo pionero el natural anhelo humano de trascendencia.
Una época de cambios y descubrimientos
La obra de Hilma af Klint es el fruto de su sólida formación artística, de la fuerte personalidad creativa de su autora y de su incansable inquietud espiritual. Y también es reflejo de una época, de un contexto social muy concreto que coincide con el cambio de siglo XIX al XX, momento en el que Occidente se asombra ante avances científicos que evidencian que hay algo más allá de lo tangible, como el descubrimiento de los rayos X y las ondas electromagnéticas. Se trata asimismo de un momento en el que se hacen accesibles al gran público las traducciones de textos sagrados de otras creencias, lo que da lugar a corrientes de historicismo, relativismo, y en ocasiones de agnosticismo. Se cuestiona si la religión es un producto de la sociedad en la que surge, y por ello hay quien quiere buscar una verdad por encima de estos condicionantes culturales.
Así, el ocultismo, que quiere penetrar en los secretos de la naturaleza; la teosofía, que busca la verdad fundamental que subyace a todas las creencias; o la antroposofía de Rudolf Steiner, inspirada en la teosofía pero con un marcado elemento cristiano, pretenden dar respuesta a los interrogantes que los nuevos tiempos traen. Y de esta inquietud intelectual —compartida y difundida por escritores, pensadores y filósofos— participará de manera muy activa Hilma af Klint, que es médium en sesiones de espiritismo, practica la escritura automática y asegura haber realizado gran parte de sus obras en conexión directa con sus guías en el otro mundo.
Al contrario que lo que sucede con la obra de Wassily Kandisky, Piet Mondrian o Kazimir Malevich, considerados por la historia académica del arte los pioneros de la abstracción, la mayoría de sus obras nunca llegaron a exponerse mientras vivió Hilma af Klint, quien dejó escrito en su última voluntad que sus trabajos abstractos no debían mostrarse hasta veinte años después de su muerte, pues estaba convencida de que no serían comprendidos hasta entonces.
Cerca de un siglo después, Hilma af Klint. Pionera de la abstracción descubre al público la figura de esta artista excepcional. La exposición es el resultado de una intensa investigación a través del conjunto de su trabajo, que supera las mil obras, de abrir cajas que llevaban décadas cerradas y de repasar sus 125 cuadernos de notas.
La exposición estuvo organizada por el Moderna Museet de Estocolmo en colaboración con el Hamburger Bahnhof - Museum für Gegenwart de Berlín, el Museo Picasso Málaga y el Louisiana Museum of Modern Art, Humlebaek. Comisaria: Iris Müller-Westermann. Asistente de la comisaria: Jo Widoff.
Con la colaboración de la Embajada de Suecia y la Obra Social “La Caixa”
El Museo Picasso Málaga descubrió en España la obra singular de Hilma af Klint (1862-1944), la artista sueca que a comienzos del siglo XX se adentró en uno de los más sorprendentes caminos hacia el arte abstracto. Adelantada a su tiempo, creó una enigmática obra que quiso representar una realidad más allá de lo visible y que aún hoy impresiona por sus formas, su coherencia y por un rico simbolismo que sitúa al espectador frente a las grandes preguntas de todos los tiempos, acerca de la esencia del ser o el sentido de la existencia.
La mayoría de esas obras nunca llegaron a exponerse en vida de la artista, que no quiso que se mostraran hasta veinte años después de su muerte. Sentía que antes no serían comprendidas. Como indica la comisaria, Iris Müller-Westermann, “se podría decir que más de cien años atrás Hilma af Klint pintó para el futuro. Y el futuro es ahora”.
La exposición
“Se podría decir que más de cien años atrás Hilma af Klint pintó para el futuro. Y el futuro es ahora”.