22/09/200801/03/2009

Más allá de la pintura

Max Ernst en la Colección Würth

"Mis vagabundeos, mis desasosiegos, mi impaciencia, mis dudas, mis creencias, mis alucinaciones, mis accesos de cólera, mis rebeldías, mi negativa a someterme a cualquier disciplina, aunque fuera la ideada por mí mismo… No han creado un clima propicio a una obra sosegada y serena”. Max Ernst (Brühl, Colonia 1891-París 1976) reflexionaba así sobre su propio trabajo.

Era 1970, y el que había sido descrito por André Bretón como “la mente más magníficamente atormentada que pueda existir”, dejaba atrás toda una existencia dedicada al experimento continuo, a la búsqueda. Hoy su obra constituye una de las más significativas aportaciones al arte de su tiempo, especialmente al movimiento surrealista.

El Surrealismo, como el Dadaísmo anterior, fue la respuesta de una generación de artistas al culto a la razón de la sociedad occidental que, a su juicio, había desencadenado el horror de la Primera Guerra Mundial. Los surrealistas reivindicaron la importancia del inconsciente, la fantasía y los sueños como forma de alcanzar una verdad más profunda.

Entre estos jóvenes artistas destacó Max Ernst, hijo de un profesor de sordos y artista aficionado, creció comprendiendo los mecanismos del mundo interior. La coincidencia del nacimiento de su hermana con la muerte de un pájaro que tenían como mascota, se convirtió en parte de su mitología personal, fuente de algunos de los temas que plasmó en su obra: criaturas mitad humanas mitad aves, alusiones a relaciones entre mujeres y bestias, y situaciones en las que lo morboso y lo erótico se confunden.

Más allá de la pintura. Max Ernst en la Colección Würth abrió en el Museo Picasso Málaga una ventana a este mundo insólito, fruto de la imaginación alucinada, exaltada y rebelde del artista, que invitó al espectador a vivir una experiencia situada entre la provocación, la reflexión y, en algunos casos, la resolución de un acertijo. Criaturas fantásticas y situaciones imposibles habitaron las 57 obras que reunió la exposición, entre pinturas, esculturas, dibujos, collages, grabados y, de un modo especial, libros ilustrados.

Como señala la máxima autoridad en su obra y amigo, Werner Spies, a Ernst se le deben algunos de los más espléndidos libros del pasado siglo. En su faceta de ilustrador, el artista puso en práctica algunos de sus más célebres experimentos técnicos, como collages, fotogramas y frottages (dibujos creados tras frotar carboncillo en el papel sobre una superficie de texturas sugerentes).

Con esta exposición dedicada a Max Ernst, el Museo Picasso Málaga continuó su labor de ahondar en las manifestaciones artísticas más destacadas de la primera mitad del siglo XX, en la que Pablo Picasso desarrolló la mayor parte de su trabajo. Entre éstas, se encontró el movimiento surrealista, del que Ernst fue uno de sus principales exponentes.

Las obras provenían de la Colección Würth (Künzelsau, Alemania), uno de los fondos privados más importantes de Europa.

PublicaciónMás allá de la pintura

Max Ernst en la colección Würth

La exposición

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