17/05/201005/09/2010
Picasso. Caballos
La primera pintura conservada de Pablo Picasso la realizó en Málaga cuando apenas contaba ocho años y en ella hay un caballo. Desde entonces y hasta su madurez, el animal surge una y otra vez en su trabajo, en el que el artista plasma todo lo que de simbólico, noble, grotesco, humano y mitológico hay en su figura.
Bestia de carga, arma de guerra, parte del festejo taurino, gráciles acróbatas de circo, sementales en lucha, inofensivos juguetes de madera, pegasos alados… El caballo aparece constantemente en la obra de Pablo Picasso: desde que pintó El pequeño picador amarillo tras asistir a una corrida en La Malagueta en 1889, hasta su última etapa en los años setenta en Mougins (Francia), en donde murió en 1973.
Picasso. Caballos reunió cincuenta y cuatro obras entre óleos, dibujos y grabados, además de cerámica, una delicada silueta realizada en papel recortado y la réplica del traje de escena del personaje de Caballo o Cheval en Parade, diseñado por el artista para el conocido montaje de los Ballets Rusos. El conjunto permitió conocer la importancia simbólica del caballo en su trabajo, así como los múltiples significados bajo los que presentó su figura y la diversidad de técnicas que empleó para realizarlas.
Las obras se agruparon abordando distintos temas, como los apuntes de juventud, la tauromaquia, el circo, el caballo como ser mitológico o la guerra. Su recorrido ofreció al espectador la oportunidad de acercarse a una cuidada selección de piezas entre las que se encuentran excepcionales dibujos como Muchacho y caballo (1906), Jinete desnudo (1919), El rapto (1920, proveniente del MoMA) y Corrida (1934).
En este sentido, la comisaria de la exposición, Dominique Duppuis-Labbé, destacó los trabajos sobre papel, ya que la gran parte de la aportación de Picasso a la representación del caballo fue realizada sobre este soporte.
Un gran número de estas obras provenían de colecciones privadas y algunas de ellas habían sido rara vez expuestas al público. En cuanto a las colecciones públicas, hubo piezas del Museu Picasso de Barcelona; del Musée Picasso y el Centre Georges Pompidou de París; de la Tate Gallery de Londres; de la University of Edinburgh Fine Art Collection, de Edimburgo; del MoMA Museum of Modern Art de Nueva York y de The Phillips Collection de Washington entre otros.
Tradición clásica y contexto cotidiano
Del mismo modo, Picasso. Caballos incluyó el libro ilustrado Los proverbios, de Francisco de Goya, artista del que también se expuso el grabado Una reina del circo, de la misma serie. Junto a éstos, el libro ilustrado La caballeriza de Don Juan de Austria, basado en los dibujos de Jan Straet del siglo XVI, todos procedentes de la Biblioteca Nacional de Madrid. La yuxtaposición de los clásicos, a los que Picasso conocía bien, con la modernidad ofreció la posibilidad de establecer interesantes relaciones entre ambos modos de presentar la misma figura.
La exposición también mostró veintiséis fotografías de las ciudades en las que pasó su infancia y juventud, como Málaga, Barcelona y París. Se trata de entornos en los que el caballo formaba parte de la vida cotidiana, en un tiempo en el que el uso el automóvil aún no era generalizado y en el que pueblos y ciudades dependían por completo del trabajo de los miles de caballos que junto al hombre poblaban sus calles.
Publicación especializada y visitas guiadas
La comisaria, Dominique Duppuis-Labbé es conservadora jefe en el Departamento de Colecciones de la Dirección de Museos de Francia y profesora en la École du Louvre. Es asimismo la autora de uno de los ensayos incluidos en la publicación que sobre el tema produjo el MPM. Este libro, editado en español y en inglés, contiene además una breve selección de textos de Pablo Picasso y escritos de Laurence Madeline, conservadora del Musée d’Orsay y Jean-Louis Gouraud, reconocido historiador y editor francés.
En esta publicación, Dupuis-Labbé asevera: “Aparte de las obras consagradas a las mujeres que amó, Picasso jamás ha celebrado mejor el maridaje entre la emoción y la creación que cuando ha abordado el tema del caballo (…). Presentó imágenes infinitamente variadas del animal que combina en el seno de su obra el simbolismo masculino y el femenino, lo solar y las tinieblas, el juego y el drama, el deseo y la prudencia”.
Picasso. Caballos fue la protagonista de las Charlas en el Museo, las visitas guiadas que cada jueves a las 18.00 horas tienen lugar en el MPM.