25/02/201309/06/2013
Picasso de Málaga
Obra de la primera época
A fines del siglo XIX Málaga era una ciudad llena de contrastes. El espíritu emprendedor de su burguesía había dado lugar a que en 1878 hubiera registradas más de 150 fábricas, en las que trabajaban una gran parte de la población con horarios laborales que llegaban a las setenta horas semanales. Descrita en los libros de viaje como “el paraíso de Dios en la tierra”, este puerto de mar de situación privilegiada sufrió en estos años una serie de catástrofes naturales que provocaron una recesión económica de la que trataba de recuperarse con nuevos planes de crecimiento urbanístico y la promoción de vías alternativas de negocio.
En este contexto nació y pasó su infancia Pablo Ruiz Picasso. El niño creció entre un ambiente doméstico eminentemente femenino, rodeado de su madre, María Picasso, sus tías y sus hermanas, y el entorno social de su padre, José Ruiz Blasco, docente a la vez que pintor, aficionado a las tertulias, a los ambientes taurinos y relacionado con los círculos artísticos de la época en Málaga. Fue éste quien desde pronto supervisó la formación de su hijo, iniciándolo en los principios de la técnica y la composición, que el niño asimiló rápidamente, como el propio Picasso recordaría en 1943: “Mis primeros dibujos no hubieran podido jamás figurar en una exposición de dibujos infantiles… No tenían apenas la torpeza del niño ni su ingenuidad… Superé rápidamente la época de esa maravillosa visión…”.
Retratos de sus allegados, estudios de aprendizaje, escenas taurinas, paisajes, bodegones y copias de otras obras dan constancia de estos años, en los que el niño plasma en sus primeras pinturas su entorno más cercano y el paisaje que lo rodea al gusto que marcaba la estética del momento en la ciudad. En 1891 la familia Ruiz-Picasso abandonó Málaga, a donde tan sólo volverían a pasar breves periodos de tiempo. La última vez que Pablo Picasso la visitó fue en 1901 acompañado de su amigo Carles Casagemas. A sus veinte años, su pincelada se alejaba progresivamente del academicismo inicial para ganar en una libertad que lo conduciría a convertirse en el gran artista del siglo XX.
Picasso de Málaga. Obra de la primera época trazó una cartografía de estos años del artista en ciernes y de su entorno familiar, para lo que reunió un destacado conjunto de 53 obras de su infancia y juventud, así como una selección de trabajos que realizó en su madurez, y que invitaron a reflexionar sobre la huella que esta primera época pudo dejar en él y en su obra.
La exposición, comisariada por Rafael Inglada, incluyó además 35 trabajos de otros artistas como José Denis Belgrano, Antonio Muñoz Degrain, Joaquín Martínez de la Vega o de su propio padre, José Ruiz Blasco, que evocaron el ambiente artístico de la ciudad en aquella época, así como 104 documentos entre fotografías, mapas y objetos para recrear cómo era ciudad en un momento de transición entre dos siglos.
Organizada en colaboración con el Museu Picasso de Barcelona, la exposición estuvo enriquecida gracias a coleccionistas privados malagueños, al Museo Nacional del Prado, Museo de Málaga, a la Biblioteca Nacional de España, a la Fundación Pablo Ruiz Picasso Museo Casa Natal, al Museo del Patrimonio Municipal y a varias instituciones museísticas internacionales. Picasso de Málaga fue la primera de las tres exposiciones enmarcadas en la celebración del X Aniversario del Museo Picasso Málaga.
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