01/04/200503/07/2005
Picasso. Toros
La elección de Picasso. Toros como tema monográfico para una exposición temporal, obedeció al papel destacado que éste tuvo dentro de la producción del artista. La Tauromaquia es un motivo muy picassiano, que le apasionó y que representó constantemente a lo largo de su carrera artística. Las obras que pudieron contemplarse desde el 1 de abril hasta el 3 de julio del 2005, provinieron del Musée National Picasso, París; Museu Picasso, Barcelona; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid; Staatliche Museen zu Berlin. Museum Berggruen, Berlín; Hamburger Kunsthalle, Hamburgo; Museo Cau Ferrat, Sitges, Barcelona; The University of Michigan Museum of Art en EE.UU.; entre otras instituciones, así como diversas colecciones particulares.
Picasso. Toros se centró en la corrida y la figura del toro, mostrando la mezcla de belleza y violencia, muchas veces sensual que en ellas se aprecia. Esta exposición se conformó en torno a dos apartados, siendo el primero de ellos el dedicado a La Corrida, con obras cuya intensidad de color y movimiento proyectan esa gran ansiedad en el duelo de vida o muerte, duelo entre el toro y el torero, el picador y el caballo. El segundo apartado versó sobre El Toro, cuya figura majestuosa se muestra absoluta y poderosa, siempre triunfante, en una serie de esculturas en bronce, así como en óleos y dibujos.
La exposición presentó un recorrido a través de toda su carrera artística desde las primeras representaciones taurinas en Málaga, en las que se refleja ya un intenso realismo. En las obras expuestas de las décadas de los años veinte, treinta y cuarenta, se aprecia un cambio hacia la confrontación cada vez más violenta y cruel, en donde el toro llega a convertirse en un ente monstruoso.
La exposición contó asimismo con un importante conjunto de 8 piezas arqueológicas. Se trató de seis esculturas ibéricas, una de época romana y una persa, que apuntan relevantes antecedentes históricos al contextualizarlas con las obras de Picasso. Conocido es el interés del artista por la escultura ibérica desde que en 1906 pudo apreciarla por primera vez en una exposición en el Musée du Louvre. Picasso coleccionó piezas arqueológicas, entre ellas un toro persa, presente en esta exposición. El Museo Picasso Málaga contó con la generosa colaboración del Museo Arqueológico Nacional, Madrid, y los museos arqueológicos y etnológicos de Córdoba, Granada y Jaén. Éste último prestó el Novillo de Porcuna por vez primera para una exposición.
Coincidiendo con el desarrollo de esta exposición, el Museo Picasso Málaga organizó un ciclo de conferencias que se llevó a cabo en el Auditorio del MPM todos los jueves de abril y mayo. Tomás LLorens, Conservador Jefe del Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid, fue el encargado de inaugurar dicho ciclo con la ponencia “Picasso, Corridas 1934-1935” el jueves 7 de abril. Los conferenciantes han sido invitados no sólo por su indiscutible autoridad en la Historia del Arte, sino porque todos ellos han sido artífices o han estado involucrados en las más importantes publicaciones y exposiciones que sobre este tema se han realizado tanto en España como en Francia, durante las dos últimas décadas.
La exposición
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