19/10/200925/01/2010

Sophie Taeuber-Arp

Caminos de vanguardia

1915. Sophie Taeuber y Jean Arp se conocen en Zurich. Es un encuentro casual y Arp, más tarde su marido y cómplice, se queda fascinado por esta mujer “serena y amable”, que vive “como el personaje de un libro de las horas, estudiosa en su trabajo y estudiosa en su sueño”. En esos años ella ya es profesora de la Escuela de Artes Aplicadas de la ciudad y una alumna brillante de las clases de danza expresiva del coreógrafo húngaro Rudolf Laban junto a la revolucionaria bailarina Mary Wigman.

Ávida de transformar el mundo, de diseñarlo para cambiarlo, la curiosidad de Sophie Taeuber-Arp (Davos 1889-Zurich 1943, Suiza) abarcó con igual intensidad lenguajes tan variados como la pintura, la danza, los tapices, el dibujo, el bordado, el diseño de muebles e interiores, la fotografía, la arquitectura, la escenografía, la creación de títeres… Y en cada uno de ellos planteó, resolvió y concilió los extremos contradictorios entre los que se desarrolló la modernidad: figuración y abstracción, dadaísmo y abstracción geométrica, desorden y armonía, arte y artesanía.

¿Acaso podía un artista dadá ser constructivo? ¿Y un figurativo ser abstracto? Estas posturas en principio irreconciliables conviven en la obra de Sophie Taeuber-Arp, que a menudo funcionó como bisagra entre dos épocas, entre propuestas que en ella encontraron esa unión lógica y productiva. Por ello su nombre estuvo asociado a tantos momentos clave en la formación de las vanguardias, desde sus deslumbrantes apariciones en el Dada más radical hasta sus propuestas e investigaciones visuales sobre la abstracción geométrica, especialmente cercanas al ámbito del grupo francés Cercle et carré (Círculo y cuadrado).

Del surrealista Hugnet al poeta dadá Huelsenbeck, pasando por el pintor y cineasta Richter, la performer Emmy Hennings o pintores como el propio Kandinsky, los vanguardistas hablaron de Taeuber con asombro y admiración. “Todo alrededor de Taeuber es luminosidad de sol y el milagro que reemplaza a la tradición. Está llena de invención, de capricho y de extravagancia”, afirmaba el artista alemán Hugo Ball.

Sophie Taeuber-Arp perteneció a una generación de mujeres activas en la sociedad, ansiosas de trascender los límites tradicionalmente asociados a su sexo e hijas de las nuevas mujeres del siglo XIX, relacionadas con los movimientos feministas y sufragista. Se trataba de mujeres independientes que habían recibido educación superior y de familias de la clase media o alta. Su influencia en la escena cultural de los años veinte y treinta fue indudable, ya que tuvieron un papel esencial en las artes y la literatura y aportaron una renovada visión del mundo, que trataba de terminar con el orden impuesto hasta el momento.

Sophie Taeuber-Arp. Caminos de vanguardia

La retrospectiva que el Museo Picasso Málaga dedicó a Sophie Taeuber-Arp mostró la duplicidad modernísima y radical que es la esencia de su producción. Como si de una línea de danza se tratara, planteó un recorrido por la obra de esta artista a través de más de ciento treinta piezas entre pinturas, dibujos, collages, textiles, marionetas, planos, fotografías, esculturas y muebles.

Sophie Taeuber-Arp. Caminos de vanguardia se ordenó en torno a tres secciones: Ritmos quebrados, que indagaba en el primer periodo de su trabajo, en el que conviven de una forma abierta Dadá y Constructivismo; Habitar espacios explicaba sus aportaciones al diseño de interiores y a la arquitectura; y Geometrías vivas, que se centraba en las construcciones geometrizantes propiamente dichas, siempre imbuidas de su pasión por la integración de opuestos. Cada una de las obras encierra el movimiento creado por la tensión entre territorios contradictorios, la integración entre vida y arte en la que reside lo extraordinario de Sophie Taeuber-Arp.

La exposición estuvo comisariada por Estrella de Diego, catedrática de Arte Contemporáneo en la Universidad Complutense de Madrid. De Diego ha sido profesora invitada en universidades españolas y extranjeras, así como comisaria de numerosas exposiciones como Los cuerpos perdidos. Fotografía y surrealistas (Fundación La Caixa, 1996) y Warhol sobre Warhol (La Casa Encendida, 2007). Su investigación se centró en la teoría de género y los estudios visuales, temas sobre los que ha escrito ampliamente. Entre sus libros se encuentran Tristísimo Warhol (Editorial Siruela, Madrid, 1999), Querida Gala. Las vidas ocultas de Gala Dalí (Espasa, 2003) y Maruja Mallo (Fundación Mapfre, 2008).

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La exposición

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