El joven Walker Evans decidió dedicarse a la fotografía cuando vio frustrada su carrera como escritor. En 1928 comenzó a tomar imágenes de la cotidianidad neoyorkina, captando la cara más común de la gran ciudad: anuncios callejeros, viandantes y arquitectura urbana. En 1935 fue contratado por el Gobierno estadounidense para documentar las ayudas administrativas a la población durante la Gran Depresión. Fue entonces cuando produjo uno de sus más profundos e impactantes trabajos, retratando la vida de la llamada América profunda. La elocuencia de su trabajo lo llevó a ser considerado como el documentalista más importante de la fotografía norteamericana, tanto por su actitud distante, de mero observador, como por su atención a los detalles que revelaban lo “genuinamente americano”. Tras su trabajo para la Administración, Evans realizó un reportaje sobre la vida rural en Alabama y una serie, tomada con cámara oculta, sobre los viajeros del metro de Nueva York. En sus últimos años ejerció como crítico para Time y como profesor en la Universidad de Yale, labor que compaginó con la experimentación, en los setenta, con la máquina Polaroid. Sobre éstos y otros aspectos de su obra hablará la historiadora Belinda Rathbone en su conferencia de mañana. Rathbone es autora de numerosos libros sobre la fotografía moderna y contemporánea. Destaca su extensa biografía sobre Walker Evans, Walker Evans: A Biography (Boston: Houghton Mifflin, 1995) del que afirma que hay aún muchas facetas desconocidas para el público. Rathbone as asimismo autora de numerosos textos sobre fotografía, como el que escribió para el catálogo de la exposición American Dreams, realizada en el Museo Centro de Arte Reina Sofía en 1987. También ha comisariado diferentes exposiciones sobre este medio en diversos museos e instituciones como Museum of Modern Art de Nueva York, Magnum Photos o Polaroid Corporation. Con la colaboración de la Universidad de Málaga.