Pablo Picasso. La siesta, Boisgeloup, 18 agosto 1932 © FABA Foto: Éric Badouin © Sucesión Picasso, Pablo Picasso, VEGAP, Málaga, 2024

La siesta

18 agosto 1932

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Hace noventa y dos años, en agosto de 1932, Pablo Picasso realizó el óleo sobre lienzo La siesta.

«En la primera gran retrospectiva de su obra, organizada por la Galerie Georges Petit en junio de 1932, Picasso enfrenta a creaciones más antiguas una treintena de obras realizadas entre diciembre de 1931 y abril de 1932; veinte de ellas representan a Marie-Thérèse Walter como una joven dormida, leyendo o materializada en busto. Con esta exposición, Picasso entroniza explícitamente a su nueva musa, que se caracteriza por una densa cabellera rubia, unos rasgos redondeados y dominados por una nariz prominente, y unas formas voluptuosas.

Vista de la exposición Pablo Picasso en la Galerie Georges Petit, con anotaciones de Margaret Scolari Barr y Alfred H. Barr, Jr., 1932. Museo de Arte Moderno (MoMA), Nueva York © Archivo digital, The Museum of Modern Art, Nueva York/Scala, Florencia © Sucesión Picasso, Pablo Picasso, VEGAP, Málaga, 2024

La figura amada se realiza plenamente en la pintura, sobre todo durante el verano de 1932 —mientras que Olga y Paulo residen en el sur de Francia—. En La siesta, Picasso la representa desnuda y tumbada en la hierba, a plena luz del día. El artista la ve como un personaje lunar, y ese juego de contrarios llega a su punto culminante en Boisgeloup, bañado por el verde de su vegetación y su luz privilegiada. La paleta pastel de los desnudos en el jardín pintados ese mismo verano se irisa y intensifica en el contacto con una Maria-Thérèse que se nos ofrece sola, dominante, mientras se entrega al sueño; con el ojo cerrado como creciente de luna, símbolo de goce y placer, y el rostro y el cuerpo extáticos, la diosa irradia su plena armonía con la naturaleza.

Desde la primavera, Picasso está buscando una nueva fórmula para representar a su joven amante: Maria Thérèse se ofrece a la mirada del artista, y su rostro, de perfil y echado hacia atrás, se alinea con unas formas curvas y lineales que evocan el hilo de la vida. John Richardson ha señalado la posible influencia de las primeras películas de Jean Painlevé, que nos descubren a una fauna submarina insospechada y maravillosa, a la que podrían remitir el pie derecho en forma de cola de pez, las manos que se funden en una única masa redondeada y la elasticidad de la postura.

Jean Painlevé. Pinza de langosta, 1929 © 2024 Archives Jean Painlevé. Todos los derechos reservados © Jean Painlevé, VEGAP, Málaga, 2024

El cuerpo contorsionado, a punto de desplegarse, se asemeja asimismo a la eclosión de una planta, de color lila, bajo la luz diurna o nocturna de un cielo envolvente, recuerdo de la metamorfosis a que Picasso ha sometido a su modelo en las páginas de un cuaderno de dibujos en diciembre del año anterior (colección particular). La postura de goce de Marie-Thérèse se acerca, por último, a la que eligieron los surrealistas en su búsqueda del amour fou, como en el fotomontaje de Salvador Dalí titulado El fenómeno del éxtasis, publicado en 1933 en el número 3-4 de la revista Minotaure».

Salvador Dalí. El fenómeno del éxtasis, 1933. Publicado en la revista Minotaure, diciembre 1933, n.º 3-4, pp.76-77. Biblioteca Museo Picasso Málaga © Salvador Dalí, Fundación Gala-Salvador Dalí, VEGAP, Málaga, 2024



Texto: obra comentada por Cécile Godefroy en: LEBRERO, José (dir.). Pablo Picasso. Nueva colección 2017-2020. [Cat. exp. Museo Picasso Málaga, 2017]. Málaga: Museo Picasso Málaga, 2017, p. 192-193.

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