En exposición
Naturaleza muerta con cráneo y tres erizos
París, 6 de enero de 1947
Óleo sobre lienzo
60 × 72,5 cm
Museo Picasso Málaga. Donación de Christine Ruiz-Picasso MPM1.1
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«Al estallar la segunda guerra mundial, Picasso volvió a pintar y esculpir cráneos humanos. Esa producción alcanzó su cota más alta durante los dos últimos años de la ocupación alemana de París. Las pinturas solían incluir un surtido de otros objetos, tales como velas, libros abiertos, hortalizas, pescados y jarras. El motivo de la calavera apareció también en sus litografías (Composición con calavera). Al mismo tiempo de guerra pertenece una famosa serie de calaveras, de un realismo estremecedor, que modeló y fundió en bronce en 1943.
Los cráneos humanos y animales ya estaban presentes en su obra anterior según Alfred Barr, Jr., pero fue durante la guerra cuando la calavera vino a ser ‘un motivo frecuente en sus naturalezas muertas’ [1]. Cuando, en I942, falleció su amigo el artista Julio González, Picasso expresó su dolor pintando un símbolo de la muerte, la Naturaleza muerta con un cráneo de toro (Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen, Düsseldorf; identificado como tal por Pierre Daix [2]). Después de la guerra exploró más a fondo la iconografía de la vanitas, un tema con una tradición de siglos que en Picasso revela una particular afinidad con la pintura barroca holandesa.
Mientras trabajaba en esta obra en enero de 1947, su compañera Françoise Gilot estaba en el quinto mes de embarazo del hijo de ambos Claude. La guerra había acabado, y el tercer hijo de Picasso no tardaría en nacer; sin embargo, el lienzo está cargado de oscuros presagios, sólo en parte aliviados por la vívida paleta de azules y amarillos. Acaso significa la confrontación natural con la muerte que está implícita en la llegada de una nueva vida.
Aquí el artista parece haber repetido la composición anterior de la Naturaleza muerta con vela, paleta y cabeza de toro negro, de una serie de 1938 que mostraba una mesa con una vela, una paleta, un libro abierto y una cabeza de toro o minotauro. Ambas pinturas permanecieron en su colección y fueron inventariadas en su herencia. La estructura geométrica y la organización de las dos presentan coincidencias importantes: en el centro se destaca una forma de ángulos marcados que en la más antigua está situada inmediatamente a la izquierda de la cabeza de toro—; la línea de la mesa se repite como soporte rayado de la calavera y los tres erizos de mar, y la banda vertical corre por el borde izquierdo de una y otra. El pentágono inscrito en el bloque geométrico que hay bajo la cabeza de toro se corresponde con el receptáculo de los erizos y ocupa exactamente la misma posición dentro del lienzo. La cabeza de toro y el símbolo de las artes terrenales en la primera pintura son lo que aquí la calavera y los animales marinos.
Interrogado por Jaime Sabartés sobre el significado de los erizos, Picasso dijo: ‘Los ojos recogen objetos al pasar… Pura y sencillamente… de la misma manera que yo recojo lo que encuentro’. No más importantes que cualquier otro objeto, los erizos contribuían al elemento de sorpresa y hallazgo afortunado que Picasso subrayaba en su arte [3]. Dos de ellos están vistos desde arriba y otro de lado. El del centro muestra la estrella de cinco puntas que normalmente queda oculta dentro de la concha. A pesar de su representación plana, las espinosas criaturas marinas parecen botar con la misma alegría que las atléticas bañistas de Dinard en la playa. Esa sensación de animación contenida contrasta con la solemnidad de la estática calavera. Danzando ante sus ojos ausentes, los erizos pueden ser un recordatorio de la fugacidad de la vida. Algunos historiadores han sugerido una interpretación cristiana de la yuxtaposición, que podría simbolizar la crucifixión de Cristo y su corona de espinas, o la humanidad y la sagrada Trinidad.
Los erizos de mar debutan en la producción de Picasso en octubre de1946, a raíz de su absorción en el tema de la vanitas después de la guerra, y muchas de las obras donde aparecen se encuentran en el Musée Picasso de Antibes [4]. Este ejemplo forma parte de un trío de pinturas de calaveras y erizos que datan de enero y febrero de 1947 (Z.XV.26-27,31). Poco más de dos años después de su ejecución se incluyó en una exposición de sesenta y cuatro obras que tuvo lugar en la Maison de la Pensée Française de París. Desde entonces sólo se había mostrado en público otra vez, en la exposición Picasso. Primera mirada de 1994-1995» [5].
Texto:
[1] BARR, Alfred H., Jr. [1946| 1974. Picasso: Fifty Years of His Art. 3’d ed. New York: The Museum of Modern Art, p. 238.
[2] DAIX, Pierre. 1995. Dictionnaire Picasso. Paris: Éditions Robert Laffont, p. 623.
[3] GIMÉNEZ, Carmen. 1994. Picasso. Primera mirada. Exh. cat. (Malaga: Palacio Episcopal, 1994-1995;
Seville: Pabellón Mudéjar, 1995; Nîmes: Carré d’Art, Musée d’Art Contemporain, 1995) Seville: Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, p. 317.
[4] SABARTÉS, Jaime y Paul Éluard. 1948. Picasso à Antibes. Paris: Éditions René Drouin, p. 33.
[5] GIMÉNEZ, Carmen (ed). Colección Museo Picasso Málaga. Málaga: Museo Picasso Málaga, 2003, pp. 129-131.
¿Qué estaba ocurriendo en 1947?
- Picasso comienza la redacción de «Les Quatre Petites Filles»
- Se publica el «Diario de Ana Frank»
- Nace Kim Campbell, abogada y política canadiense que llegaría a ser primera ministra
- Se aprueba la Constitución de la República Italiana
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