Desfile de Viktor & Rolf, primavaera/verano 2016. © Foto 2016 Team Peter Stigter. Derechos reservados
Solo apto para pasarelas
Picasso y la moda contemporánea
Con el paso de tiempo ha aumentado la tendencia en la industria de la alta costura de presentar en las pasarelas diseños que desafían los límites del uso. Son colecciones que frecuentemente no han sido pensadas para la venta sino para atraer la atención del potencial cliente hacia la «firma». La moda, como cualquier otra forma de expresión creativa, evoluciona hoy con gran rapidez y su vitalidad experimental la ha convertido en un territorio artístico sin duda equiparable al de las artes visuales con un flujo constante de influencias y efectos entre ambas disciplinas.
Los tiempos en los que la bailarina rusa Olga Khokhlova, primera esposa de Picasso, se vestía de Coco Chanel han cambiado, y no son pocas las prestigiosas maisons que con el paso del tiempo han incluido en sus colecciones formas y gestos apropiadas de los ricos repertorios picassianos. Es el caso del francés Yves Saint Laurent que lo hizo en sus colecciones de 1979 y 1989. El diseñador de moda dominicano, Óscar de la Renta rindió tributo a la etapa cubista de Picasso en 2012 y otros creadores actuales como la norteamericana Tory Burch, inspirada en la que fuera pareja del pintor Françoise Gilot o la diseñadora de calzado brasileña Charlotte Olympia forman parte de quienes, en vestidos o complementos, han referenciado recientemente el universo de Picasso.
Polos cubistas
En 2016, el dúo de modistos holandeses Viktor & Rolf evocó los papiers collés de Picasso y los rostros angulosos de sus retratos femeninos. En su colección, significativamente titulada The Performance of Sculptures, partían de un sencillo vestido de tenis blanco con una progresión de alteraciones cada vez más complejas. Los volúmenes materiales se proyectaban hacia afuera, giraban en espiral, se agitaban y se proyectaban en el espacio hasta el punto de ocultar del todo a la modelo, engullida por una torre de polos cubistas.
En algunos casos resolvían su propuesta apropiándose de los rostros de Dora Maar distorsionados; en otros, invitaban a imaginar a Françoise Gilot. El resultado se convirtió en un ejercicio marcadamente escultórico que, más allá de utilizar referencias visuales, respondía a un planteamiento conceptual indagando en el sentido del espacio y los limites entre la segunda y tercera dimensión.
La modelo como lienzo
Quizás la colección con inspiración picassiana que más ha trascendido mediáticamente en lo últimos años es la de la casa de modas italiana Moschino. En 2020, Jeremy Scott, director creativo de la firma italiana, presentó arlequines, guitarras y mandolinas, colores y diseños cuya inspiración era el resultado de una investigación formal en torno a lo que se conoce como cubismo sintético. Parecía que las mujeres representadas en las telas del pintor desfilaban por la pasarela articulando una especie de rompecabezas espacial. Si en los cuadros cubistas se representa la fragmentación tridimensional del espacio en dos dimensiones, en la pasarela propuesta por Scott, el espacio es aplanado en una apariencia bidimensional pictórica. Scott trató a las modelos como si fueran lienzos y a los vestidos como esculturas.
La prensa especializada habló mucho de esta colección y las intenciones de Scott al tomar de inspiración la obra de Picasso. En cualquier caso y más allá de la referencia literal de la inspiración, la propuesta hace gala de una gran personalidad: desde el punto de vista artístico juega con el espacio, con la dimensión del cuerpo y lo hace en su propio contexto, el de la pasarela y la moda.