«Este plato de cerámica es una estampación, o empreinte originale, una pieza hecha en múltiples ejemplares a partir de un molde diseñado por Picasso. La cerámica original de la que se sacó la matriz de yeso era similar al ejemplar presente. Los platos siguientes se hicieron con ayuda de un molde en el que las líneas levantadas que aquí vemos se tradujeron en líneas incisas. El mismo diseño se utilizó para varios platos. Este ejemplar está anotado con el número 403 en el inventario que llevaban los Ramié de las obras creadas en el alfar Madoura de Vallauris. Otros platos con la misma cabeza de cabra en ligero relieve se pintaron con diferentes colores.
En la Antigüedad, la cabra simbolizaba la lujuria o la glotonería. Aunque sea un motivo frecuente en Picasso, sobre todo en obras tridimensionales y en grabados de tema báquico, su elección para decorar un plato no deja de ser una excentricidad: la imagen de una cabra puesta delante de un comensal podría entenderse como alusión al apetito voraz del invitado, típica muestra del humor que Picasso solía gastar con sus amigos. A la vista de muchas de sus cerámicas, hay que recordar su espíritu bromista y su ironía; el pleno impacto de muchos de estos objetos ‘sencillos’ depende de la atención del espectador a esa clase de bromas o insinuaciones humorísticas.
Picasso utilizó la cabeza de cabra en sus cerámicas durante más de una década, de 1950 a 1961. Casi todas esas obras datan de los primeros años cincuenta. El plato del Museo está fechado en el reverso: ‘9•3•53’. En este caso se ha pintado el barro blanco con engobes que han producido la coloración en negro, añil y terracota, y se ha aplicado un vidriado transparente».
Texto:
GIMÉNEZ, Carmen (ed). Colección Museo Picasso Málaga. Málaga: Museo Picasso Málaga, 2003, pp. 388-389.