De cómo las nociones de autenticidad y originalidad resisten a las distinciones entre lo selecto y lo popular

Alberto Luque

¿Sigue vigente el clásico debate entre las llamadas «alta» y «baja» cultura? ¿En qué términos se llevan a cabo las colaboraciones entre artistas y artesanos en la producción de objetos seriados? ¿Hasta qué punto estas obras de arte se conciben para ser utilizadas en la vida diaria? Poniendo la atención en cuestiones genéricas y en casos concretos, el objetivo del seminario Picasso y las artes aplicadas es abordar las problemáticas actuales que se derivan entre el arte validado convencionalmente por el museo y las artes aplicadas. Para ello, se parte de un conocimiento más preciso sobre el interés de Pablo Picasso y de otros artistas por la obra seriada.

La autenticidad ha sido objeto de distintas dilucidaciones teóricas. Su problematización proviene tanto de la filosofía como de las condiciones sociales de producción y no coinciden las modificaciones que cada uno de estos ámbitos introduce en el concepto. La noción es neutra en relación al mérito artístico, pero lo que implica cuando se refiere a la producción individual de grandes artistas parece carecer de sentido al aplicarlo al arte popular porque la crítica añade categorías especiales que son valorativas. ¿En qué términos se deja intacta la idea de autenticidad?

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