Pablo Picasso con un objeto de vidrio de Egidio Costantini, La Californie, Cannes 1961. Foto: Edward Quinn, © edwardquinn.com © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2024

«Esta remota materia, hija del fuego»

Picasso y el vidrio de Murano

«En sus astutos ojos redondos y negros, firmemente clavados en su cabeza como alfileres, se puede sentir el ‘gusto desmedido’ que tiene por este don de improvisación que el cielo ha puesto en sus manos», la periodista Lisa Ponti escribía en la revista Domus en 1949 elogiando la capacidad de invención de Pablo Picasso y sus recientes trabajos en cerámica. El incesante deseo de descubrir nuevos medios de expresión, así como la necesidad de volver la vista a experiencias pasadas y la curiosidad constante por explorar todas las formas, llevaron al artista a trasladar su inspiración al arte del vidrio de Murano, al que se acercó a principios de los años cincuenta durante su estancia en Vallauris, mientras trabajaba la cerámica. Como sugieren las palabras de Egidio Costantini que dan título a este texto, escritas en una carta dirigida a Picasso en 1954: el encuentro con las fascinantes posibilidades del vidrio parece casi inevitable.

Murano, centro de atracción

Invitado por el galerista Egidio Costantini a participar en el Centro Studio Pittori nell’Arte del Vetro di Murano (que más tarde se convertiría en Fucina degli Angeli), un ambicioso proyecto con sede en Venecia concebido para que artistas contemporáneos pudieran crear obras de arte en vidrio en colaboración con los maestros vidrieros de Murano y destinado a organizar exposiciones internacionales en las que participarían artistas como Jean Arp, Alexander Calder, Marc Chagall, Jean Cocteau, Max Ernst, Lucio Fontana, Oskar Kokoschka y Le Corbusier, entre otros, Picasso envía a Venecia sus primeros dibujos, a partir de los cuales se realizan objetos de vidrio con un marcado valor artístico, aunque obtenidos a partir de un material utilizado tradicionalmente para la producción y la práctica artesanal.

Pablo Picasso y Egidio Costantini, 1954 © Derechos reservados © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2024

Entre cerámica, escultura y pintura

La adhesión a la iniciativa veneciana se alineó con el interés por los medios de expresión ligados al saber local y a la renovada fascinación del autor por las antiguas culturas mediterráneas, fuertemente vinculadas a la experiencia de la cerámica, de la que proceden también muchos de los modelos traducidos al vidrio. Formas como el pájaro, el cóndor, el toro, la cabra, la lechuza y las Tanagras, tomadas de las piezas realizadas en el sur de Francia, se reinterpretaron en Murano a través de contrastes de transparencias con soluciones opacas, con efectos corroídos o mediante la exaltación de volúmenes.

Los temas que dominan las composiciones de Picasso —como la mitología, los animales y las naturalezas muertas— tienen equivalencias en las creaciones de cristal de Murano y nos remiten, por tanto, a un horizonte de referencias que va más allá de la cerámica y que se extraen de todo su universo creativo: pequeñas esculturas de cristal azul, que casi parecen restos arqueológicos, encuentran antecedentes directos en las esculturitas de faunos, ninfas y mujeres modeladas en arcilla; del mismo modo que los peces, las ánforas y las palomas, verdaderas obras tridimensionales de vidrio, son formas tomadas de sus composiciones pictóricas y gráficas.

Pablo Picasso. Mujer de pie, Vallauris, otoño 1947. Museo Picasso Málaga. Donación de Bernard Ruiz-Picasso. Foto: Marc Domage © Museo Picasso Málaga © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2024

Una de las primeras piezas realizadas por los maestros de Murano es la obra titulada Burlesco, de 1954, que se inspira en los modelos cerámicos de vasos zoomorfos con dos asas, con estructuras basadas en pájaros, que se modelaron a partir de 1947 y de los que el Búho con cabeza de fauno, de la Colección del Museo Picasso Málaga, es un ejemplo. El vidrio, del que existen sin embargo diferentes versiones, sigue la misma estructura que la pieza de cerámica diseñada por el propio Picasso, cuyos detalles también conserva, aunque con resultados más escultóricos.

Izquierda: Pablo Picasso. Búho con cabeza de fauno, Vallauris, otoño 1947. Museo Picasso Málaga. Donación de Christine Ruiz-Picasso. Foto: Rafael Lobato © Museo Picasso Málaga © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2024. Derecha: Pablo Picasso y Egidio Costantini, Ánfora, 1962. Colección Attilia Zava - Museo del vetro d’artista. Fondazione Oderzo Cultura, Oderzo, Italia.

Ya sea interpretando nuevas formas o reinterpretando las preexistentes, Picasso nunca actuó como un técnico, sino que se acercó al material observándolo como un medio de expresión artística y contribuyendo a una nueva sensibilidad incluso en el campo de las artes aplicadas.

Texto: Marianna Rossi, estudiante del Dottorato Nazionale in Heritage Science, Sapienza Università di Roma, dentro de su estancia de investigación en el Centro de Estudios e Investigación del Museo Picasso Málaga, desarrollada entre los meses de mayo y noviembre de 2024, en el marco de su tesis doctoral La ricezione dell’arte e della produzione vetraria veneziana tra gli anni Cinquanta e Ottanta del Novecento: esposizioni, gallerie, istituzioni e protagonisti, dirigida por Stefania Portinari, Professoressa Associata in Storia dell’Arte Contemporanea, Università Ca’ Foscari di Venezia.

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