La máscara, el pintor y el actor
En general, la máscara es un atributo de la escena, ya sea ritual o teatral. Estos dos usos se fundieron en la Antigua Grecia originando un novedoso modo de teatro que es, a la vez, la ceremonia que se repite y suele estar referida a un mito, y espectáculo colectivo en el que se experimenta una ficción. Esta doble característica otorga al actor, al oficiante con el recurso de la máscara, el poder de aparecer desapareciendo. Es decir, un papel mítico, dotado de trascendencia a la vez que una fuerza humana especial al tener la posibilidad de observar las emociones que provoca en otros sin por ello entregar nada propio. La máscara cómica tiene la misma forma de estilización facial que la máscara trágica, pero invertida.
«Las líneas expresivas cambian de dirección, bajan oblicuamente y se retuercen en una mueca violenta, amortiguando, inscribiendo en la cara un estallido de risa explosiva que desmorona el universo sabiamente construido de legistas y filósofos»